Desconozco el momento preciso en que una pasa de haber hecho unas galletas de lacasitos a convertirse en la tía de las galletas de lacasitos, pero pasa. Pasa que hay personas que además de tener nombre y apellidos tienen la responsabilidad de ser guardianes de una receta. Así, yo no concibo una navidad en la que Iraide no haga sus pimientos rellenos, o una en la que mi tía no nos sirva su compota de manzana. El mundo sería un lugar extraño si Begoña dejara de alimentarnos con sus alubias rojas, si mi amama no friera sus enormes croquetas de huevo cocido y si a mi madre se le derrumbara su majestuoso bizcocho de yogur. Mis cuasicuñadas no permitirían, ni siquiera en pleno agosto, dar fin a una celebración de cumpleaños sin servir su chocolate caliente y el pastel de arroz perdería parte de su riqueza si Unai no se empeñara en rescatarlo cada vez que la ocasión se lo permite. Todos ellos son guardianes de sabores y aunque esta vez hablaré tan solo del último me he propuesto rescatar tantas de estas recetas como me sea posible en mi blog en una nueva sección a la que he puesto el nombre de "guardianes de un sabor".
Y bien. ¿Quién es Unai? Unai, con la que está cayendo, es asesor inmobiliario. No es un gran cocinero y además admite abiertamente no tener el don de la repostería. Su relación con el dulce prácticamente se limita al pastel arroz pero lo hace con tanto entusiasmo y maestría que resulta imposible no contagiarse un poco de su fiebre por el pastel.
Su receta es directa, sin chorradas. Lo de separar yemas y claras no va con el, mucho menos batir las claras a punto de nieve como hace mi madre, ni siquiera se digna a calentar la leche. Lo que si hace, y meticulosamente además, es cocerlo a fuego bajo, lentamente, obteniendo así una superficie caramelizada y tersa que es la característica principal de su pastel. Su receta es infalible, esta testada hasta la saciedad y además es de esas que la gente suele iinsistir en que comparta en mi blog, las recetas de siempre sin ingredientes extraños, sin complicaciones. Solo faltaría hacerlo en el microondas para que fuera más sencillo, pero también sería un disparate.
Unai y Aitizber, su pareja, fueron tan amables de invitarme a su casa para preparar el pastel y mientras éste estaba en el horno además de servirme un exquisito desayuno en forma de crep me comentó que su amama insiste siempre en que sea el quien prepare el pastel pues ya lo prefiere al de su tía. Cosa que dice mucho a favor del mismo.
Espero que os guste y os animéis a hacerlo. Quien sabe quizá alguno de vosotros se convierte en un nuevo embajador del pastel. Un guardián más.
INGREDIENTES
- 200 ml de nata (para cocinar)*
- 2 vasos de leche
- 3 huevos
- 1 vaso de harina
- 1 vaso de azúcar
- 50 gr de mantequilla
ELABORACIÓN
1. Unta el molde del pastel con la mantequilla (para que el desmoldado resulte más fácil no estaría de más enharinar el molde también). Cuando toda la superficie este bien cubierta derrite la mantequilla restante en el microondas. (Reserva)
2. Echa a un vol grande la nata, la leche, los huevos, el azúcar, la mantequilla derretida y la harina. (Si quieres añadir algo más de sabor al pastel infusiona la leche y la nata con una vaina de vainilla o un palo de canela y con piel de limón. Deja que se temple antes añadir el resto de ingredientes)
3. Bate todo con una minipimer hasta que este bien integrado.
4. Vierte la mezcla en el molde previamente engrasado. (Es importante que el relleno no llegue al bode porque en el horno subirá y podría desbordar si el molde fuera demasiado pequeño)
5. Hornea a 160ºC hasta que el pastel esté bien cuajado y adquiera un color no muy tostado en la superficie. Si ves que la superficie del pastel está dorandose en exceso o comienza a quemarse cubrelo con papel de aluminio o, si tu horno te lo permite, sigue cociendo el pastel tan solo con la fuente de calor inferior del horno. El proceso durará de una hora a una hora y media dependiendo del horno y del molde.
NOTAS
*La nata se puede sustituir por un vaso de leche más un poco más de mantequilla (palabras texturales). Unai utiliza la nata para cocinar aunque opino que la nata con un porcentaje graso mayor serviría tan bien o mejor.
Al día siguiente el pastel vino de excursión conmigo y con el frío a Orduña, la única ciudad de mi preciosa y pequeña provincia, Bizkaia.
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