Aunque muchos desalmados lo confundan con una mapache, por sus grandes ojos y su cara redonda, Doraemon es en realidad un robot con forma de gato muy singular. Para empezar antes, en el futuro, tenía orejas y era amarillo, pero un día un robot ratón se comió sus orejas, razón por la que lloró tanto que las lágrimas borraron su color amarillo y se quedó azul. También es esta la razón por la que ahora le den pánico los ratones. Además Doraemon puede viajar en el tiempo, volar con su robocóptero, y sacar cualquier chisme de su, en apariencia, pequeño bolsillo de la cuarta dimensión.
Es un gato muy presumido y hablador que siente devoción por los dorayakis. A Doraemon no solo le gustan estos pastelitos sino que incluso su propio nombre esta inspirado en ellos: "El nombre de Doraemon se compone de la palabra Dora, que en japonés significa gong y el sufijo -emon, muy común en algunos nombres del antiguo Japón. Supongo que ya habréis adivinado que (dorayaki どら焼き) significa gong a la plancha."
El dorayaki es uno de los dulces o pasteles típicos en Japón. Consiste en dos bizcochos de forma redonda superpuestos (de elaboración similar a los pancakes anglosajones) rellenos habitualmente de anko (pasta de judía dulce azuki). Otros rellenos típicos son el puré de boniato endulzado y la pasta de castaña. Personalmente opino que el hecho de rellenar un postre con pasta de judía suena tan mal como sabe. Y no solo hablan mis prejuicios occidentales. Tuve ocasión de probar esta extraña mezcla durante un sosegado paseo por el China Town de Londres. Entre el bullicio de la calle más oriental de la ciudad de Sherlock Holmes enseguida llamo mi atención un pequeño escaparate abarrotado de pasteles y comestibles chinos que admiré uno por uno lamentándome con cada visión más y más de no disponer de liquidez ni estómago suficiente para probarlos todos. Pero tenía que probar uno. Y la elección fue fácil. Compré uno de los doriyakis que vi devorar tantas veces a Doraemon y que imaginaba, dulces, suaves y esponjosos. El relleno debía ser chocolate, a lo sumo mermelada. Admito que mis expectativas eran altas y que ya en el primer bocado, que fue también el último, sentí como si un sueño de mi infancia se derrumbara. Algo como esto:
Mi desconcierto fue mayúsculo. Aquello sabía a las alubias de mi abuela. Alubias en un postre. Sencillamente no encajaba. Y por eso ahora que tengo la receta me he decantado por un relleno un poco más occidental. Nutella y mermelada.
Para hacer honor a la receta original y a Doraemon he incluido la receta del relleno de alubias. Puede además que alguien, con un paladar más abierto que el mio, se atreva con ellas. Estoy segura de que mi padre, sin ir más lejos, no tendría problema alguno con las alubias.
Para hacer los doriyaki he usado la receta de Takashi Ochiai, propietario de una de las mejores pastelerías de Barcelona, que encontré gracias al blog de el comidista. He de decir que la masa es absolutamente perfecta, sofisticada y delicada. Como si una tortita americana se hubiera tragado un algodón de azúcar. No podría ser más blanda y esponjosa y es dulce exactamente hasta donde debería serlo. Ahora bien, todo tiene un precio y encuentro que toda esa deliciosa delicadeza se paga cuando comienzas a poner las tortitas al fuego, que es sin duda el momento clave y el más complicado de la receta. A mi se me han quemado la mitad, o más, y no porque sea especialmente torpe sino porque las tortitas tienen una habilidad de ponerse morenas extraordinaria. Las primeras tortitas hay que usarlas de entrenamiento y es casi seguro que la mejor será la última. Espero que las hagáis, porque Doraemón sabía lo que se hacía.
{DORAYAKIS DE DORAEMON}
INGREDIENTES
Para la masa
- 200 gr de harina
- 2 huevos
- 150 gr azúcar
- 60 gr de miel
- 1/2 tsp (1,5 gr) de bicarbonato
- 1/2 tsp (1,5 gr) de levadura en polvo
- 120 ml de agua
- Aceite de girasol
Relleno para vagos
- Crema de chocolate (nutella, nocilla...)
- Mermelada
- Imaginación
Relleno de chocolate blanco con té verde (Receta El comidista)
- 100 cl de nata líquida para postres
- 70 gr de azúcar
- 100 gr de mantequilla
- 200 gr de chocolate blanco
- Una cucharadita de café de té verde matcha en polvo.
Relleno de judía roja confitada (Receta de Comerjapones) Se puede comprar en conserva, en tiendas especializadas, o bien elaborarlo manualmente con los siguientes ingredientes:
- 50 gr de judía roja (azuki 小豆)
- 50 gr de azúcar
- 5 gr de glucosa
- Pizca de sal
PREPARACIÓN
1. En un bol grande y con ayuda de una varilla bate los huevos. Después añade el azúcar y la miel y continua batiendo hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.
2. Disuelve el bicarbonato en el agua, añadelo a la mezcla de anterior.
3. Mezcla y tamiza la harina con la levadura. Incorpora la harina a la mezcla de huevos poco a poco y procurando que no queden grumos. La masa debe quedar esponjosa.
4. Pon a fuego medio alto una sartén antiadherente pincelada con un poco de aceite.
5. Añade un poco de masa a la sartén usando una cuchara como medida. Cuando empiece a burbujear, dale la vuelta con cuidado.
6. Deja las tortitas en un plato para que se enfríen.
7. Unta uno de los lados de una tortita con el relleno que hayas escogido (en mi caso crema de chocolate casera y mermelada) y después pon otra tortita sobre la parte untada creando una especie de bocadillo.
8. Sirve o guardalos en la nevera bien tapados. Aguantarán bien uno o dos días.
Relleno de chocolate blanco con té verde (Receta El comidista)
1. Calienta la nata con el azúcar hasta que este se disuelva. Retira del fuego y añade la mitad de la mantequilla y el chocolate en trocitos. Cuando esté homogéneo, añade el resto de la mantequilla y sigue mezclando.
2. Incorpora el té matcha y mezcla bien.
3. Pon todo en un recipiente y enfria en la nevera.
Para el relleno de judía roja confitada (anko 餡子) (Receta de Comerjapones)
1. Pon en remojo la judía roja en bastante agua durante 12 horas.
2. Elimina un poco del agua de remojo y vierte el resto en una olla express. Pon a cocer a fuego vivo durante 35 minutos. Una vez destapado, cuela para retirar toda el agua sobrante.
3. En la misma olla, añade la glucosa y una pizca de sal. Calienta a fuego medio.
4. Incorpora el azúcar en tres tiempos. Deja cocer la soja hasta obtener una textura untuosa.
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