Pleasing, milky chocolate with superior creaminess. Just like a bar of fine Swiss milk chocolate.
Todo el mundo sabe que Maitane ha comido suficiente helado cuando se sujeta la frente con sus pequeñas manitas de tres años y empieza a sollozar "ama, min, min, min", que traducido del euskera sería, "ama, duele, duele, duele". A pesar de los disgustos que le da, a Maitane, le encanta el helado y cada vez que se menciona le empiezan a brillar los ojos como dos luciérnagas felices en una noche de verano.
Hace tiempo le hice un helado de fresa del que no estaba muy orgullosa y que ella lleva comiendo meses con una sonrisa de oreja oreja a pesar de que estuviese como una roca ya desde el principio Pensé que se merecía algo mejor para su tercer cumpleaños, más exactamente pensé que se merecía el mejor helado de chocolate del mundo.
Saqué entonces la heladera del fondo del armario en el que ha estado dormitando durante el invierno y teclee en google, no es broma, "el mejor helado de chocolate del mundo". Descubrí, como ya me temía, que en el mundo tenemos cientos de mejores helados de chocolate, lo que es estadísticamente imposible pero bastante lógico si consideramos que el mejor es siempre el que uno hace. Pase un tiempo considerable descartando candidatos a mejor helado y al final me decidí por uno de los helados de Jenny Britton Bauer, la reina del helado de Ohio y por extensión de los Estados Unidos.
Soy una persona bastante inocente en demasiadas cosas y no es raro que un titular lleno de superlativos me persuada con facilidad. Cosas como "el helado de chocolate más lechoso del mundo" (horrenda traducción que acabo de hacer del original "the milkiest chocolate ice-cream of the world") me hacen despertar de mi letargo primaveral, enfundarme el delantal y empezar a dejar a Willy Wonka a la altura del barro.
Admito que titulares como estos me la han metido doblada muchas veces, sin embargo, esta no es una de esas veces. El helado sabe de verdad como una tableta de chocolate con leche suizo del bueno" ("Just like a bar of fine Swiss milk chocolate") y es tan cremoso, fácil y tan aterradoramente bueno que después de hacerlo me compré el libro para hacer helados caseros de Jenny con la firme intención de hacerlos todos este verano. Porque aquí, aunque los pingüinos que se ven por la ventana indiquen lo contrario, no se acerca ningún invierno sino un precioso verano, con sus melones, sus albahacas, y sus maravillosos helados. Y yo, en cuanto mi libro cruce el charco, estaré más que preparada para abrazarlo.
El tema de echarle nubes de gominola (o malvaviscos, o marshmallows) y nueces es producto de una infancia sin resolver que recuerda con nostalgia aquellos 80 y 90 en los que los efectos especiales de Los Goonies eran lo máximo. No es posible que una persona de mi generación no haya querido 1. Ser un goonie. 2. Pulir cera con el señor Miyagi 3. Que, por favor, Marco encuentre a su madre.
No voy a negar que he vuelto a ver Los Goonies una vez más comiendo este helado y que me he reído con Gordi mucho más que cuando era pequeña. Los clásicos, esto es cierto, nunca mueren. He preguntado a niños actuales si conocen La Historia de Willy el Tuerto y he recibido por respuesta un no altísono de cada uno de ellos. Algo se ha perdido hay, pero supongo que no debe estar nada mal ser un niño en la era Pixar tampoco. Y la vida sigue.
Los que sí la conocéis, sabréis lo mucho que le gustaba a Slooth el chocolate: "¿Chocolate? Quiero, quiero. Chocolate, chocolatina, quiero, quiero." Lo que es probable que no sepáis, yo al menos no lo sabía, es que el helado que le ofrece a Gordi en el sótano es un helado de chocolate con nubes y nueces conocido en los Estados Unidos como Rocky Road.
El helado Rocky Road, ahí donde lo veis, es uno de los diez sabores preferidos de los consumidores estadounidenses. Ya comenté una vez anterior lo mucho que patinan los americanos con el tema de los marshmallows, se lo echan a todo, pero no fue hasta 1929 cuando decidieron añadírselo a los helado también. La idea, fue de William Dreyer, propietario de la empresa Dreyer's Grand Ice Cream Holdings, Inc, que decidió trasladar la combinación de ingredientes del caramelo de chocolate de su entonces compañero de negocios Edy (chocolate, marshmallow y nueces) a su helado. Cogió las tijeras de costura de su mujer un puñado de nueces y los añadió a su helado de chocolate. A la vista está que fue un éxito. Era el año del crac de Wall Street, y la empresa pensó que el nombre más apropiado para el dulce era "rocky road" segun dijeron la razón era dar a la gente "algo porque reír". En castellano, sin embargo, suena como el último helado que elegirías en una heladería: el helado carretera rocosa.
La verdad es que las nubes de gominola no son muy del agrado de mi paladar europeo pero el hecho de añadir gominola a un helado es algo que algunos niños tardarán en olvidar. La textura esponjosa y blandita de las gominolas contrasta con la cremosidad del helado y el carácter siempre adecuado de las nueces crujientes. Es una experiencia que solo podréis tener si lo hacéis en casa porque este helado es prácticamente imposible de encontrar en ningún otro lado aquí. Y aunque no sea por eso, y no necesitéis alimentar vuestra infancia con cursiladas como esta, yo os animo a que hagáis al menos el helado porque seguro que os encantará. Es cremoso, fresco y con un sabor a chocolate muy intenso. Justo como un helado de chocolate debería ser.
Un amigo me comentaba el otro día que el chocolate de verdad es el chocolate con leche, porque, según sus cálculos, es el que más bueno esta. No entraré a discutir, aquí también, sobre cómo y de cuantas maneras es este argumento invalido y cómo es el chocolate negro, con más contenido de cacao, el chocolate de verdad, pero de la buena. Sé que muchos de vosotros estáis con mi amigo y creéis que los bombones de chocolate negro de las cajas de bombones están de adorno. Este helado es perfecto para todos vosotros. Porque aunque el sabor a chocolate del helado es intenso no presenta ni de lejos el ligero amargor de un buen chocolate negro. Este es el helado de chocolate perfecto para todo el mundo y uno que contentará tanto a los más pequeños como a los más quisquillosos.
Espero que lo probéis y os guste tanto como a mi.